RESUMEN
EDUCACIÓN PARA LA COOPERACIÓN
Hablar
de la cooperación es decir que es la acción que se realiza juntamente con otra
u otras personas para conseguir un mismo fin. En principio, la cooperación
beneficia a uno mismo y a los demás. Para que haya cooperación tiene que haber
reciprocidad entre varios. Si no existe esta reciprocidad, no se puede hablar
de cooperación sino de ayuda. La cooperación es absolutamente necesaria. Nadie
puede vivir solo. Nuestras necesidades se entrecruzan y bien sabemos que
siempre vamos a necesitar de alguien por eso es importante fomentar la
amabilidad y sobre todo a gente sociable que sea pacifica para mejorar cada día
como personas ya que nunca se sabe cuándo se va a necesitar la ayuda de otras
personas.
En
el texto menciona a la escuela tradicional como la fomentación de la
competividad y no es que este mal sino que a veces esto crea un ambiente no
sano en la cual se puede desarrollar más conflictos que ayuda mutua y lo que se
trata de buscar es formar alumnos que sean cooperativos y no por decir
cooperativos es ser el que realiza todo sino lograr que todos colaboren y
realicen un mejor trabajo sin importan en cual ámbito se desarrollen. Y bien
cuando hay cooperación se obtiene beneficios muy buenos como la educación
integral de los alumnos, haciendo que la intervención educativa de la escuela
no se limite a la adquisición de competencias cognitivas, sino que contribuya al
desarrollo de todas las capacidades básicas de la persona, también Facilita los
aprendizajes significativos, ya que el proceso de interacción de los miembros
del grupo y su activa participación en el aprendizaje contribuye a establecer relaciones
más intensas entre los contenidos y a adquirir una comprensión de ellos cada
vez más profunda entre otras situaciones
EDUCAR
PARA LA SOLIDARIDAD
La
convivencia pacífica no es posible sin la solidaridad. Las tensiones sociales
nacen y crecen cuando hay personas que no viven con dignidad. Son millones las
personas que exigen ayuda. No queda otra alternativa que la solidaridad. Aunque
sería mejor hablar de justicia.
La
demanda de solidaridad se ha convertido en el distintivo del progreso social y
en el reclamo del nuevo modelo de las relaciones internacionales.
Existe
verdadera obsesión, a todos los niveles, por la solidaridad.
En
el concepto de solidaridad encontramos tres componentes esenciales: compasión,
reconocimiento y universalización (Ortega, P. y otros, 1996):
• Compasión: La solidaridad supone, ante
todo, un sentimiento de fraternidad, por el que uno siente afecto por los
sufrimientos y necesidades de los demás como si fueran propios. Se compadece
del otro y actúa, en consecuencia, solidariamente.
• Reconocimiento: No basta con la
compasión. Para que ésta genere solidaridad es preciso reconocer la dignidad
personal de los otros. La solidaridad tiene así rostro: son otras personas, con
la misma dignidad que yo, quienes me interpelan desde sus necesidades y
demandan de mí una respuesta. Esto es posible solamente cuando se cree que la
propia vida forma parte de la vida de los demás.
• Universalidad: Otra característica
esencial de la solidaridad es su universalidad. Para ser solidario hay que
tener sentimientos de compasión y de ayuda a toda la humanidad, sin fronteras
de ninguna clase (políticas, religiosas, étnicas, culturales, económicas...),
salvo una mayor sensibilidad por los más débiles y necesitados.
La
solidaridad, complemento de la justicia: La justicia y la solidaridad son dos
valores complementarios. La solidaridad debe actuar donde no llega la justicia.
La solidaridad es consecuencia y, a la vez, actitud básica para la justicia.
Estamos ante dos caras de una misma realidad.
El
voluntariado
El
voluntariado es uno de los fenómenos más interesantes y prometedores entre
nosotros. Cada vez son más las personas que trabajan altruistamente en la
asistencia y promoción social. El fenómeno es de tal magnitud que ya se celebra
el Día Internacional del Voluntariado y se anuncia la promulgación inminente de
la Ley del Voluntariado.
Hacia
la Cultura de la Solidaridad
Por
lo visto hasta ahora, el voluntariado aparece ante nosotros como un símbolo de
la necesidad de tomar postura frente al egoísmo y la injusticia que definen
nuestra civilización. Podemos aprender mucho de las personas que luchan, todos
los días, por contagiarnos su esperanza y su preocupación por la justicia y los
derechos humanos. Tenemos que convencernos de que desde el esfuerzo individual
se puede cambiar el mundo.
Elaborado: Kiara Gil Yah
Renan Tutzin
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