RESUMEN “LA
TOLERANCIA Y EL DIÁLOGO”
Cuando no se respetan la
dignidad ni los derechos de las personas se originan situaciones de
discriminación, rechazo e injusticia por motivos de recursos económicos, raza,
sexo, salud, creencias, cultura, etc. Lo importante es la capacidad de afrontar
positivamente los conflictos.
El reconocimiento de la
dignidad de la persona y de sus derechos fundamentales es el pilar básico de la
convivencia humana y supone el principio de no discriminación y las actitudes
de respeto, justicia y tolerancia.
Actitudes básicas
para una convivencia que intenta evitar la discriminación de las personas y de
los grupos:
• El Pluralismo, que
valora con la misma importancia la igualdad y la diversidad de los seres
humanos.
• La Tolerancia de
todo aquello que contradice nuestras ideas y valores.
• El Diálogo, como
instrumento esencial en la resolución de los problemas sociales.
Tolerancia
Conceptos
1. Respeto a la
libertad de cada persona a ser como quiere ser, sin renunciar a los principios
considerados como de valor universal (sentido personal y ético).
2. Actitud de comprensión y respeto a las
creencias, opiniones, valores y conductas
distintas a las nuestras, como condición necesaria para la convivencia
pacífica y la libertad individual (sentido social y personal).
A pesar de los notables
avances en el reconocimiento de la dignidad humana y de los derechos del
hombre, a pesar de que nuestra sociedad se va configurando como un sistema cada
vez más plural; la experiencia nos
demuestra que no es fácil vivir juntos, que nos cuesta aceptar al otro tal como
es, que la convivencia familiar, laboral y social resulta con frecuencia muy
problemática.
Actitudes
básicas de la tolerancia
1.Comprensión,
aceptación y respeto hacia la identidad, las características y las
cualidades de las personas que nos rodean y hacia sus derechos
fundamentales.
2.
Atención, escucha y diálogo como medios y como clima fundamental en el que han
de desarrollarse las relaciones interpersonales y la resolución de
conflictos:
• Valoración de la
afectividad y del sentimiento en las relaciones interpersonales.
• Sensibilidad,
apertura y flexibilidad ante las aportaciones y las opiniones de otras
personas.
• Actitud
de perdón y de acogida, manifestando, en todo momento, una gran
capacidad para el amor y la ternura.
Educar desde la vida y para
la vida
• Dejar que los
conflictos afloren, no suprimirlos, sino asumirlos e integrarlos como punto de
partida del proceso educativo.
• Afrontar los
conflictos desde una opción clara por el diálogo, el consenso y el respeto a la
dignidad del otro.
• Enseñar y aprender
la tolerancia desde su práctica y experiencia en la familia, en la escuela y en
la sociedad.
• Adquirir, por parte
de los educandos, competencias o habilidades sociales que faciliten la
comunicación y el entendimiento (saber escuchar, ponerse en el lugar del otro,
admitir con naturalidad las manifestaciones diferentes).
Seis líneas de acción
educativa
• Promoción de un
pensamiento crítico, que genere en los alumnos la necesidad de encontrar
argumentos o razones que justifiquen sus convicciones y prácticas, así como la
necesidad de demandar a los otros las razones que sostienen sus convicciones y
prácticas diferentes.
• Promoción de un
clima democrático en la escuela que permita que las normas por las que se
regule el aula sean elaboradas por estudiantes y profesores.
• Promoción del
diálogo como recurso básico y efectivo de educar en tolerancia.
• Promoción del
conocimiento sobre lo que tenemos en común con cualesquiera otras personas que
facilite la construcción de personalidades diferentes, según los micro contextos culturales con los que interacciona y las experiencias que han acumulado
en el transcurso de la biografía de cada uno.
• Promoción del
compromiso y la cooperación con los demás que permita al alumno situarse en
la perspectiva del otro y comprometerse en las situaciones conflictivas
de la vida real de los demás.
• Promoción de comportamientos tolerantes que genere en los educandos
actitudes y hábitos que faciliten la comprensión y aceptación, en la práctica,
de las diferencias.
Estrategias escolares
• Análisis
crítico: Es preciso fomentar en los alumnos el análisis crítico de las
razones últimas de la intolerancia y la reflexión sobre las situaciones
intolerantes que descubren
en su entorno.
• Diálogo y
debate: La verdad no se impone nunca con la fuerza. El diálogo y el debate
ayudan al entendimiento entre las personas, a la convivencia dialéctica, al
cambio de los esquemas, a la solución de situaciones conflictivas.
• Modelos: Los
niños y jóvenes necesitan ídolos, modelos a los que admirar e imitar. Los
educadores deben presentarles “ídolos de tolerancia”: Ghandi, Luther King,
Teresa de Calcuta... y otros más cercanos a su entorno.
• Ambiente: El
ambiente de la escuela tiene que invitar a la tolerancia. Las campañas, las
actividades, la decoración de clases y pasillo, las relaciones interpersonales,
el talante del profesorado, todo debe ser una invitación abierta e ilusionante
a vivir la tolerancia.
• Convivencia: Para
aprender a ser tolerante es muy importante convivir con personas diferentes a
uno mismo.
La escuela ofrece , a
veces, grandes posibilidades: discapacitados, niños de otras regiones,
naciones, razas, religiones...
Al vivir con personas
diferentes, se las conoce y acepta mejor.
• Conocer
otros ambientes: El conocimiento lleva al entendimiento de las
personas y produce ordinariamente actitudes de tolerancia. Conviene aprovechar
todas las oportunidades (viajes culturales, intercambios escolares,
vacaciones...) para que los alumnos conozcan otras formas de vida y otras
culturas. Esto les ayudará, sin duda, a ser tolerantes.
Diálogo
El Diálogo podría ser
la solución a muchos de nuestros problemas.
El saber dialogar es
una capacidad básica del ser humano.
“El diálogo es una conversación, una charla o coloquio entre dos o más personas
en la que se intercambian opiniones o puntos de vista, a veces irrenunciables, en
la búsqueda de entendimiento entre las partes”.
Para su correcto
desarrollo, el diálogo supone lo siguiente: voluntad en los participantes de aceptar
la parte de verdad del otro, actitud de provisionalidad o precariedad de la
propia verdad, reconocimiento de la igual legitimidad
de los
interlocutores, voluntad de comprender y respetar las razones de las diferentes
posiciones, ideas y valores, reconocimiento de la dignidad del otro como interlocutor,
donación o entrega de “mi verdad” como experiencia de vida, comunicación de ideas
y también de sentimientos y utilización del diálogo para solucionar problemas o
conflictos, pero también para encontrarse con otras personas.
Diez
pistas para aprender a dialogar
1.Aceptarás que tú sólo no posees la verdad; que todos sepan algo de
ella y que hay que acercarse a la verdad del otro.
2. Comprenderás que más que convencer al otro
de tu verdad deberás convencerle de que le escuchas, le comprendes, le aceptas,
le estimas y de que crees posee la verdad.
3. Expondrás tus ideas con claridad.
4. Huirás de toda forma de violencia en el
diálogo: sarcasmo y ironía, intentar imponer, condenar. La violencia no convierte
lo falso en verdadero, ni crea verdad, antes bien la oscurece en el diálogo,
obstaculizando la comprensión y la aceptación de la verdad.
5. Confiarás en la parte de la verdad que crees
poseer y en la
capacidad del otro para captarla y aceptarla.
6. Recordarás que en el diálogo no debe haber
nunca ni vencedores ni vencidos.
7. Aceptarás que tus opiniones pueden cambiar,
como de hecho han cambiado muchas veces y en muchos campos.
8. Tendrás presente que el valor de tus
opiniones depende del valor de los hechos y razones que las apoyan y que
tiendes a atribuirles un adicional peso emotivo.
9. Sabrás que acercarse la verdad conlleva
riesgos, implica el poder cambiar y esto no siempre es fácil, pues vivimos refugiados
en hábitos, ideologías, prejuicios, etc.
10. Recordarás que el diálogo no es pasividad o
resignación. El diálogo permite y exige hacer valer tus opiniones, si es que
realmente valen, pero sin recurrir a la falacia, a la marrullería, a la mentira
o engaño”.
Errores
clásicos al dialogar
• No escuchar al
otro, preocupándose, más que en escuchar, en lo que se va a decir.
• Tomar al cosas las
pie de la letra, no según la intención o el sentido del que habla.
• Cambiar lo que el
otro dice (palabras o sentido).
• Usar sarcasmos,
frases despectivas, insultos.
• Intentar pillar al
otro en algo secundario o accesorio y
atacarlo por ahí.
• Exagerar las afirmaciones
del otro interlocutor.
• Tomar posturas
radicales cuando se pierde.
• Descalificar al
interlocutor con estereotipos.
• Usar un estilo
dogmático al hablar.
• Atacar a la
persona, en lugar de aducir razones o argumentos.
• Picarse y
molestarse enseguida.
• Elevar la voz,
gritando, hablando con excesivo calor o agresividad.
• Interrumpir para
dejar claro el propio punto de vista.
• No rectificar
cuando uno advierte que se ha equivocado o no tiene razón.